Cuando pasada la media hora documental de presentación y disección de la anatomía el espectador maravillado siente ya un poco cansancio de ese esquema, la película da un giro y se convierte en otra cosa, en una ficción, en una fantasía sobre cómo se relacionan los autómatas entre sí cuando no están con Sanz y seguimos las peripecias de uno de ellos, don Liborio, mezclado entre la gente de la vida real. El documental sobre Sanz da paso entonces a un falso documental sobre el regreso de don Liborio a su pueblo, a una comedia sobre sus sueños y pesadillas. Nosotros perplejos ante este giro a mitad de la película (la cinta dura 65 minutos), ante esta desaparición de Sanz, el ventrílocuo, nos sentimos como ante un mago que promete enseñarnos el secreto de su magia y nos engaña con otro truco diferente. Quizá el resultado no es del todo redondo, pero se agradecen el riesgo y la singularidad de la película, sin duda una rara avis dentro del cine mudo español, que puede verse en Youtube.
Nominado a los Oscar en la categoría de mejor corto de animación, Reci, reci, reci... (1991, Palabras, palabras, palabras... ) de Michaela Pavlátová se inscribe en la larga y sólida trayectoria de la escuela checa de animación y es una buena muestra de sus pilares: el humor nada ingenuo, su estética muy lejana a la factoría Disney y sobre todo su búsqueda de la universalidad, reforzada por la ausencia de diálogos o la utilización de un idioma inventado para estos que pueda entenderse, paradójicamente, en cualquiera idioma. Aún más paradójico esto último en el caso de este corto, pues se habla de las palabras en nuestras conversaciones sin utilizarlas, sustituyéndolas por su significación, su simbología, las consecuencias de su uso, sus malentendidos, su forma de hacer cosas nombrándolas en común, sus mensajes intercambiables, etc. etc. En el pequeño espacio de un café todos esos usos se mezclan por entre las mesas en las conversaciones y en las historias que se adivinan: un camarero e...


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