Cuando el cine estaba dando sus primeros pasos, se iba sumando tímidamente a las ofertas de entretenimiento de entre siglos, entre las que se encontraban el teatro, las variedades, la magia y, en especial, los parques de atracciones. En las primeras, el cine se incorporó como un espectáculo más del repertorio de magos y teatrillos de maravillas. En cuanto a los parques de atracciones fueron un lugar común de algunas comedias de la factoría Edison, un escenario con encanto y que podía dar lugar a decorados variados, tanto de día como de noche. Seguramente el más célebre de esos cortos presenta en todo su esplendor la Coney Island iluminada de noche, una celebración del mundo electrificado (no hay que olvidar los intereses industriales de Edison en ese sentido). La película fue rodada en 1905 por el director de la casa, Edwin S. Porter. No exenta de movimientos de cámara, tiene un aire hasta de animación. Más cruento uso de la electricidad en Coney Island es el del corto Electrocutando a...